El futuro siempre y en todo momento es inquietante sin la ayuda de videntes y tarotistas. ¿Qué nos espera?, ¿qué nos tiene preparado el destino? ¿Qué me depara el futuro? Tener la certidumbre de que todo va a estar bien, de que encontraremos ese amor con el que tanto soñamos, que conseguiremos nuestras metas laborales, que nuestra relación con nuestros seres queridos siempre y en todo momento va a estar bien y que nos vamos a sentir plenos mental y físicamente para gozar de la vida, es un hecho que siempre se puede llegar a necesitar.
Es por ello, exactamente, por lo que se puede contar con el increíble conjunto de especialistas que podrás encontrar pinchando aquí, el cual, por medio de técnicas más fiables, van a ayudar a contestar cualquier duda sobre el futuro. Se trate de la vida afectiva, de la vida profesional, privada o el bienestar, nuestros especialistas y nuestros estudios tienen la contestación que tanto se ansía. Hay que dejar, por último, de lado todo cuanto impide avanzar y conseguir esa vida llena de éxitos con la que tanto se sueña.
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Qué me depara el futuro según mi numerología
La numerología es una práctica o bien una forma de adivinación a través del empleo de los números. Se puede decir que cada persona nace con un número que, si uno se fija bien, llega a perseguir durante toda la vida. Este número puede tanto marcarnos el camino (esto quiere decir que, si se halla puede ser una señal de que se va por el buen camino), como por ejemplo el destino.
La manera de saber cuál es el número adecuado conforme la numerología es la siguiente: se deben sumar los números que componen el día, mes y año de nacimiento. Si el resultado está compuesto de 2 números (por servirnos de un ejemplo, 12), se deben sumar esos 2 números (en un caso así, 1+2), el resultado de dicha suma sería ese número.
Dependiendo del número que salga, esto sería lo que me deparara el futuro:
- La misión sería desarrollar las cualidades hasta hacerlas relucir, volviéndose de esta forma independiente y esforzándose al límite por conseguir unas metas. De igual modo, se debe asistir al resto a que saquen lo mejor de sí.
- La misión es querer y ser amado, como producir un entorno de paz y armonía allí a donde se vaya. Así, se acaba siendo un cobijo para los que estén al alrededor.
- Si se tiene el número tres, la misión es hacer sentir bien a el resto, aportándoles alegría y siendo comprensivo con ellos. La alegría es muy necesaria en el día tras día, conque se ayudaría a mucha gente.
- La misión es aportar seguridad al resto, algo esencial a fin de que cada uno de ellos pueda cumplir sus metas. Por otra parte, se deberá inspirar a los demás con las cualidades que se puedan tener. Una vidente puede ayudarte muchísimo.
- La misión es aprender a gozar de la vida al límite y llegar a gozar al límite de la libertad. Además de esto, se puede llegar a asistir mucho al resto con entusiasmo y entendimiento.
- La misión es dar paz y amor a todos y cada uno de los que nos rodean, llegando a crear un entorno de hogar y de familia feliz. Sin embargo, ya antes se debe conseguir un equilibrio interior.
- La misión es servir de guía espiritual para todos los que nos rodean, como asistirles a evolucionar espiritualmente. No obstante, primero se debe lograr la totalidad vibracional.
- Se tiene una enorme ambición y energía, y la misión es sacarles el máximo provecho para asistir los demás.
- La misión es de lo más singular, en tanto que se está destinado a ser un enorme ejemplo de amor para el resto. Consiguiendo este cometido, se encontrará la paz interior y la dicha suprema.
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Qué me depara el futuro según la carta astral
Otra forma de saber qué me depara el futuro conforme la fecha de nacimiento es la carta astral, asimismo llamada carta natal o bien mapa natal. Se trata de un diagrama creado por astrólogos que, a través de la hora y fecha de nacimiento precisas, y el sitio de nacimiento, estudia las situaciones planetarias y determina tanto la personalidad como el futuro de la persona.
De no conocer los datos precisos de nacimiento es casi imposible conocer la carta astral. No obstante, de darse el caso, los astrólogos profesionales conocen una técnica famosa como «rectificación», la que se centra en advertir los instantes más esenciales de la vida de dicha persona para de este modo calcular los tránsitos divinos de esos instantes.
Sin embargo, esto no es algo tan fácil de crear por cuenta extraña. Lo mejor es asistir a un especialista en astrología a fin de que se pueda crear una propia y pronosticar de esta manera el futuro con el tarot.
Qué me depara el futuro según mi signo del zodiaco
Conforme la astrología, las personas nacen con un futuro mínimamente marcado por el signo del zodiaco. Esto quiere decir que todos tienen una misión en la vida en dependencia de cuál sea el horóscopo, entre los cuales se encuentran: Aries, Tauro, Géminis, Escorpio, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.
Cómo podemos descubrir el futuro con el tarot profesional
Querer descubrir el futuro próximo o bien en medio plazo es algo muy habitual. Generalmente a todos les agrada saber qué les ocurrirá y conocer de qué forma deben actuar a fin de que nada malo les suceda.
Las cartas del tarot del futuro dejan, merced a sus símbolos y la interpretación del tarotista, saber el futuro en el amor. Se le pueden hacer preguntas específicas o bien efectuar una tirada general a fin de que la vidente vaya diciendo y la persona vaya escuchando qué le puede suceder.
Existen muchos tipos de tiradas y conforme el género de pregunta que se le haga al tarot y lo que el consultante desee saber se usará una u otra.
La cartomancia se lleva usando como procedimiento de adivinación desde hace cientos y cientos de años. Las barajas más conocidas son las del Tarot de Marsella y el de Rider Waite, si bien hay muchos mazos de cartas en el mercado.
No hay ni un pequeño detalle en cada misterio, así sea menor o mayor, que esté puesto al azar. Todos tienen su significado y un motivo. Entonces, cuando se realiza la tirada se los interpreta exactamente en función de si salen al derecho o al revés y la situación que ocupan en la tirada.
Entonces, una vez las cartas están encima de la mesa, se hace una composición de lugar y, ayudado por esos símbolos, es cuando el tarotista da las contestaciones al consultante de lo que se le pregunta al tarot.
En todo este proceso es esencial tener ciertas dosis de sensibilidad y fe en la vidente, a fin de que fluya desde el interior esa clarividencia con la que poder pronosticarle el futuro a la otra persona.
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Descubrir el futuro
Por lo general, las tiradas de tarot profesional que un tarotista se pueda hacer no tienen mucho sentido. En ellas solo se pueden ver los símbolos, pero no se puede utilizar esa otra parte de la mente para conseguir una contestación fiable.
No solo se puede emplear el tarot para saber el futuro, también se puede emplear en el amor, la economía, para saber si se está encinta o para cualquier otro tema. Existen múltiples métodos de adivinación a los que se puede recurrir. Por servirnos de un ejemplo, la quiromancia o bien lectura de manos, las runas e inclusive el horóscopo adaptado. Otro gran método para descubrir el futuro es recurrir a la videncia.
La videncia, es una capacitad psíquica singular con la que la persona ya nace, pero que no todas y cada una de las personas la desarrollan a su completo potencial conforme mejoran. Puede ser por diferentes razones como escepticismo o bien sencillamente por el hecho de que de pequeños nos atemorizamos con estas cosas y decidimos esconderlo.
Pero muy puntualmente se trata de poder ver “más allá de las cosas”, poder comprender el pasado y presente de una persona (sus inconvenientes) y dar una contestación como guía sobre qué hacer en el futuro, en su nivel más elevado se puede efectivamente descubrir el futuro. El vidente solo guía sobre el mejor camino a tomar en determinado inconveniente, basándose en lo que ve en el aura, chacras y experiencias del pasado.
Existen numerosas “escuelas” en nuestros días que se hacen cargo de intentar avivar esa videncia natural con la que se nace y que entonces “tapamos” al progresar. El budismo y el taoísmo son asimismo religiones y formas de vida que apoyan mucho a esa parte interior que se tiene, y así como la meditación, asisten mucho a desarrollar al límite esta habilidad.
Mas no todas y cada una de las personas que nacen con esta videncia, pueden entonces explotarla completamente, en tanto que es bastante difícil “despertarla nuevamente”.
Las pocas personas realmente que tienen este don y saben emplearlo son los llamados videntes o bien clarividentes naturales. Son personas que no han necesitado estudiar o bien intentar brotar su videncia, sino siempre y en todo momento la han tenido presente en su vida, y la han tratado de manera cuidadosa y respetuosa.
Un punto esencial es tener en claro que un vidente en general, no precisa de otras herramientas como el tarot, las runas, o las gemas para hacer la videncia, mas estas son esenciales en el momento de asistir al vidente en un instante determinado.
La videncia natural no se puede manipular en horario y tiempo, o sea, no se puede seleccionar el instante y hora en la que se va a ver algo. De ahí que, para las personas que son consultadas de manera frecuente para saber su futuro, el vidente emplea las herramientas para asistir a que esa videncia fluya lo máximo posible en ese instante, pero esencialmente, son secundarias.
Dependiendo del vidente en cuestión, se pueden manejar diferentes “métodos”, como imposición de manos, lectura de la palma de la mano, o bien sencillamente mirando a la persona, cada vidente emplea su don de la manera más efectiva para descubrir el futuro.
Cómo saber el futuro de mi vida: Tarot profesional
María Pérez, es una chica con grandes dudas sobre su futuro que quedó maravillada por el planeta del tarot y la adivinación. Ella cuenta de qué manera le atraía, primero, lograr «contestaciones veloces»; después, «pensar» y tal vez acceder a unos «guías» con conocimiento oculto. Una vez adentrada en ese planeta, si veía sus daños, le costaba dejarlo, y una fuerza oscura tiraba de ella. Cómo saber el futuro de mi vida, ella lo cuenta con sus palabras en un testimonio.
La primera vez: una hechicera atemorizada
«Recuerdo mi primer contacto con las cartas del tarot. Era muy joven, prácticamente una niña pequeña y me iba a desposar. La vecina que me había leído la baraja de España, se negó a leerme el tarot.»
«El tarot me asusta», afirmaba. «Durante largos años olvidé que existía el tarot, pero me quedó el recuerdo de que era un sistema de adivinación que pertenecía al demonio. Y de ahí que me diera miedo. No obstante, creía, en mi ignorancia, que la baraja española podía ser utilizada sin riesgo. Estaba buscando cómo saber el futuro de mi vida.»
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El deseo de contestaciones veloces
«Todos deseamos contestaciones veloces, aquí y ahora, una solución universal a todas las contrariedades que nos estresan. Conque, olvidada mi primera idea de que el tarot era demoníaco asistí, bien aconsejada, a una vidente especialista en este lenguaje.»
«La sesión fue curiosa, no me ayudó en absoluto. Salí con la cabeza llena de insensateces y el bolsillo vacío. Pero me había fijado en las láminas, había perdido el temor y me atraían con una seducción que no era de este planeta.»
«Miraba la carta de la muerte, del demonio, del amor… Esas cartas… ¡Esas láminas eran mágicas y charlaban solas! Seductor y atrayente. Estaba orgullosa de mí por haber perdido el temor. No comprendía que lo que había perdido, realmente, era la razón y el sano miedo de Dios.»
Las primeras tiradas: cómo saber el futuro de mi vida
«Creía que las láminas expresaban el mismísimo lenguaje de los ángeles, que los guías asistían a desvelar misterios, a solucionar inconvenientes, a ayudarnos con su sabiduría. Mi personalidad, imaginativa por naturaleza, no tardó en verse implicada en el lenguaje de las láminas. Procuré hacer tiradas por mí misma y no tardé en percatarme de que era una dotada, segía intentado averiguar cómo saber el futuro de mi vida.»
«Sin embargo, sentía un freno interno cara a la práctica de la adivinación. En extrañas ocasiones la practicaba, solo como juego entre amigos.»
«El raciocinio me decía: ¿de qué forma puedes atribuir un poder a una imagen? Y de este modo cerré el capítulo, expulsé de mi casa todo género de barajas y quedé en paz. No adivinamos, solo meditamos.»
«Años después fui a parar a una escuela donde enseñaban tarot meditativo.”
«Aquí absolutamente nadie adivina nada, solo meditamos con las imágenes de perfección que los guías espirituales han vitalizado para la instrucción de la humanidad.”
«Con todo esto llegué a una serie de conclusiones: un preso que se encontrara solo en una isla desierta, si tuviera una baraja de tarot podría conocer toda la ciencia. Dicho esto, todas las soluciones a todos y cada uno de los inconvenientes están en las claves del tarot.”
De todo menos adivinar
«Mi percepción de las imágenes había alterado. Ya no eran las horribles expresiones que daban temor sino las contemplaba, dormía con ellas, las visualizaba, les hacía preguntas… Todo menos adivinar. Eso era tabú. Por consejo de mi instructor debía hacer el amor con las claves, o sea, dejarme llevar por el simbolismo y anotar a cada instante que me afirmaban.»
«Dentro de mí vive una artista soñadora… la intención de la magia es una tentación usual en este planeta confuso. Pretendía mudar mi realidad práctica meditando con estas láminas. Obviamente, el principio de realidad había escapado de mí. Es una fase bien conocida en los adeptos a las sectas.»
Permiso de adivinar «para asistir»
«Pero un día todo cambió. El líder de la escuela expresó que los “altos adeptos” podíamos emplear la adivinación bajo determinadas condiciones, siempre y en toda circunstancia para ayuda del prójimo y sin interés económico.»
«Así que, ya lanzada y sin cautela, comencé a trabajar a fondo con las imágenes. Ya no me daban temor. Eran mis amigas, unas partes de mi consciencia, expresiones de mi ser profundo… ¡Estas fantásticas láminas me darían la solución universal que procuraba!»
Con esta experiencia de clienta, se observa claramente que los videntes pueden ser de gran ayuda y además, puede surgir en el interior de uno mismo ese amor por el «mundillo».